EL LOFT

LaCalata

Imagina que caminas por un pueblo medieval que parece sacado de una película, te asomas a la puerta de una casa y contemplas el interior de un loft neoyorkino. ¿Es posible? Sí, así es LaCalata. Una casa de revista -portada de ELLE DECO nº 74, reportaje en SPEND IN Magazine oct. 2012- situada en una estrecha calle empedrada de una tranquila villa soriana, esta casa de apariencia tradicional esconde tras su centenaria fachada un derroche de ingenio y modernidad.

Bienvenidos a LaCalata, la casa con alma

LA CHIMENEA

El corazón de la casa

LaCalata se distribuye en tres niveles.

En la planta de acceso se ubica la cocina-comedor, delimitada por cerramientos acristalados que proporcionan continuidad visual. Este es un espacio amplio, abierto en su parte central a las dos plantas superiores, en el que destacan sus muros de piedra, la ligera escalera, y una esbelta chimenea que se eleva como un monolito plateado.

ARTE

Un estuche de vidrio

En el primer piso se encuentra el luminoso dormitorio principal, La Buitrera, al que se accede por una pasarela y que parece levitar sobre el salón.

Aquí, los tonos claros de los tejidos se funden con los cálidos de la madera de pino local, gracias a la delicada luz que se filtra por los irregulares huecos de su singular pared, inspirada en la idea que los arquitectos Herzog & De Meuron utilizaron en la bodega Dominus de Napa Valley en California, consistente en un enrejado metálico que funciona como una especie de cesto de piedras, con grados variables de transparencia para aportar luminosidad.

Como en el resto de las estancias, también en ésta el cristal juega un papel importante, desde el suelo de vidrio se contempla la terraza del piso inferior, asomada al cañón, delimitando físicamente el espacio y convirtiéndolo en una etérea “caja” de vidrio.

Al otro lado de la escalera, en este mismo nivel, se dispone Belle Époque, que mira a la calle principal, donde se contraponen colores cálidos con el cemento y la madera. El piso superior lo ocupa La Buhardilla, una habitación en la que un gran lucernario deja a la vista el cielo castellano, y antiguos muebles de época se confrontan con originales frescos del artista madrileño Javier Abad en una muestra más de audacia imaginativa.

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